Cuando el financiamiento climático no llega, los más pobres pagan la factura

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Image: WaterAid/Ernest Randriarimalala

Para reducir la carga que suponen los efectos del cambio climático en los servicios de agua y saneamiento para las personas que viven en pobreza extrema en el mundo, los Gobiernos deben aumentar la adaptación y la resiliencia. La clave para ello es asegurar y orientar eficazmente la financiación. Jonathan Farr, analista sénior de Políticas sobre seguridad hídrica y cambio climático en WaterAid UK, presenta nuevas investigaciones con recomendaciones para el Gobierno de Madagascar.

La semana pasada, Nature advirtió que si el calentamiento global rompe un promedio de 1.5 °C, entre el 20 y el 30 % del mundo podría llegar a ser árido antes de que finalice el siglo, acabando con los medios de subsistencia y suministros alimentarios de millones de personas.

Advertencias como estas se han vuelto comunes, pero aunque para muchos esto parece una amenaza distante, WaterAid está trabajando con comunidades que ya viven a la sombra de esta catástrofe de inicio lento. Lamentablemente, mientras los Gobiernos y los organismos internacionales se centran en grandes soluciones y medidas para reducir la huella de carbono, las experiencias de estas personas no están redundando en acciones reales en campo.

Desde los habitantes de ciudades en crecimiento hasta los de aldeas rurales remotas, 60 % de la población ya padece cada vez más escasez de agua, exacerbada por estaciones secas cada vez más prolongadas, patrones pluviales impredecibles causados por el cambio climático, y el consiguiente daño a los puntos de abastecimiento de agua y las instalaciones sanitarias. El resultado es que las personas que carecen de acceso al agua y saneamiento fiables y de buena calidad, es decir, personas que viven en extrema pobreza, están pagando las consecuencias de las emisiones de carbono de países mucho más privilegiados.

Debemos resolver esta injusticia con medidas urgentes y significativas a escala mundial para aumentar la resiliencia al cambio climático y sus efectos, a fin de que los millones de personas afectadas puedan construir un futuro seguro.

Los fondos de la financiación deben asignarse adecuadamente

Las conferencias sobre el clima han dado lugar reiteradamente a promesas de miles de millones de dólares para ayudar a los países en vías de desarrollo a adaptarse al cambio climático. Sin embargo, aunque la presión se ejerce a nivel mundial, los beneficios no son visibles en campo; a menudo el dinero no llega a los lugares más necesitados.

En 2016, WaterAid puso en marcha una investigación para analizar algunas de las razones por las que esto sucede; hoy publicamos un informe basado en los resultados del estudio de caso de Madagascar.

Madagascar ocupa el 20.º lugar mundial entre los países más vulnerables al clima , con más del 25 % de la población afectada cada año por fenómenos climáticos. Casi la mitad de las personas carece de acceso al menos al agua potable básica, y el cambio climático, así como otros factores, hacen que aumente la presión sobre los suministros, al tiempo que se reduce la financiación nacional para el abastecimiento de agua y el saneamiento.

Al 2016, solo un proyecto relacionado con el problema climático había incluido como prioridad servicios de WASH (suministro de agua, saneamiento e higiene) resilientes al clima para lugares donde estos son deficientes. Esto a pesar de que la falta de inversión en saneamiento e higiene está costando a la economía nacional más de USD 100 millones al año

Fomento de la capacidad para obtener fondos

Nuestro informe sugiere medidas que el Gobierno de Madagascar podría adoptar para desarrollar la capacidad de los departamentos gubernamentales y las autoridades locales de aumentar la probabilidad de obtener financiación internacional para actividades relacionadas con los servicios de WASH.

Entre las recomendaciones, podemos mencionar:

  • Elaborar una "hoja de ruta" para lograr la adaptación y resiliencia de los servicios de WASH, a fin de reflejar el compromiso del Gobierno de integrar los asuntos relacionados con el cambio climático en todos los ministerios.
  • Incentivar la cooperación interministerial en las cuestionas del cambio climático y de los servicios de WASH. Madagascar está en condiciones de elaborar y aplicar un marco estratégico para adaptar los servicios de WASH al clima, con una clara voluntad del Gobierno de apoyar la integración de los asuntos relacionados con el clima y los servicios de WASH.
  • Reforzar los sistemas de gestión de las finanzas públicas en el sector de WASH, a fin de garantizar que los recursos lleguen a donde más se necesitan.

Estas recomendaciones no son suficientes para resolver las dificultades que conlleva la recaudación de fondos para asuntos climáticos, sino que pretenden ayudar al Gobierno de Madagascar a establecer vínculos con las comunidades y los sectores mejor posicionados para identificar las amenazas a su suministro de agua y así crear servicios de abastecimiento de agua y saneamiento adecuados para la futuro.

Esto no es solo un problema para lograr la adaptación al cambio climático: la coalición End Water Poverty afirmó a principios de esta semana que el sector del agua y el saneamiento se enfrenta a un "espacio cada vez más reducido para que las organizaciones de la sociedad civil se comprometan con sus Gobiernos... y a la falta de liderazgo y coordinación de los Gobiernos en materia de saneamiento e higiene".

Al emprender camino hacia la COP24 en Polonia este mes de diciembre, los formuladores de políticas, las ONG y las empresas deben encontrar una manera de amplificar las voces de quienes ya empiezan a enfrentar las repercusiones del cambio climático. Debemos apoyarlos para que tanto sus Gobiernos como las instituciones internacionales los ayuden a generar los cambios que necesitan en sus propias comunidades.