El sector del saneamiento: mucha pasión, entonces ¿qué falta?

4 minutos de lectura
Miniatura
Image: WaterAid/Adam Ferguson

Un año después de que la ONU sellara el compromiso de lograr el acceso universal al saneamiento en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Ada Oko-Williams de WaterAid UK reflexiona sobre lo que el sector necesita cambiar para hacerlo realidad.

La pasión de los profesionales de saneamiento en la cruzada por garantizar que todos tengan un inodoro decente para 2030 nos ha llevado por un largo trayecto. Al mostrar de manera pública y profusa nuestro entusiasmo por la causa, haciendo campaña para que sea considerada por los tribunales supremos, hemos roto barreras y dignificado el tema del excremento. Introdujimos la defecación al aire libre en los objetivos de la ONU y en los documentos de salud pública de ministerios y agencias.

Pero nos queda mucho camino por recorrer para alcanzar nuestro objetivo de acceso universal: el Programa de Monitoreo Conjunto (JMP) destaca claramente que entre 1990 y 2015 el acceso mundial al saneamiento solo aumentó un 13.8 % (JMP).

2300 millones de personas siguen imaginando tener un inodoro que les ayude a defecar con dignidad, los proteja de enfermedades o de la muerte y les ayude a mitigar la pobreza. Como profesional de saneamiento, reflexiono y me pregunto a diario: ¿ Qué es lo que no estamos haciendo bien? ¿Qué más podemos aportar para generar un mejor resultado? ¿Qué más podemos hacer para encender la llama y alcanzar los objetivos?

Estoy convencida de que necesitamos cambiar el ritmo para que el sector experimente el movimiento y el cambio que tanto queremos ver: acceso a saneamiento sostenible para todos para 2030. Pero, ¿cómo lo hacemos? ¿qué no estamos haciendo y qué podemos cambiar?

¿Cómo podemos lograr un cambio mayor?

Ya comprendemos que nuestras respuestas y enfoques deben ser multidisciplinarios y multidimensionales. Garantizamos la interacción entre nuestros elementos clave: cambiar las políticas; desarrollar tecnología, enfoques y financiamiento adecuados; desarrollar capacidades; comprender a las personas con las que trabajamos; y aseguramos de que todo esté contextualizado. Las intervenciones y respuestas deben reflejar la realidad de las personas y los lugares donde se lleva a cabo la intervención. Tenemos que tener en cuenta cómo lograr un equilibrio delicado mientras buscamos soluciones escalables; no hay soluciones generales.

Sabemos que es imprescindible que el sector esté bien coordinado y fortalecido. Existe un punto crítico que a menudo se olvida y se descuida: los trabajadores de saneamiento, las personas que trabajan para el sector. Necesitamos más infantería y con un mejor respaldo, especialmente en los lugares donde más importa.

A nivel mundial y dentro de las principales organizaciones y agencias de desarrollo internacionales, los países desarrollados cuentan con un creciente ejército de trabajadores de saneamiento. Esto es bueno porque ayuda a que los países desarrollados comprendan mejor los problemas; esto lleva a un aumento de la voluntad política a este nivel, la cual influye y comunica las actividades (dirigidas por los donantes y respaldadas) en los países en vías de desarrollo.

Sin embargo, la capacidad en el punto de necesidad es mucho menor que en los países desarrollados. Por ejemplo, la membresía de SuSana (Sustainable Sanitation Alliance), una red de profesionales de saneamiento, muestra claramente la capacidad de conocimiento y experiencia desproporcionadas entre los países en vías de desarrollo y los países desarrollados.

¿Los trabajadores en campo son el eslabón perdido?

Mi reciente visita a Nigeria hizo que emergiera este punto y lo trajera a casa. En uno de los estados en los que WaterAid trabaja y se asocia con el gobierno, se informó que desde hace más de diez años existe un embargo de reclutamiento contra los trabajadores sanitarios ambientales, también conocidos como sanitarios. En consecuencia, dentro de este gobierno local, el trabajador sanitario de menor rango está en el nivel 15 (equivalente a un director y dos niveles por debajo del rango más alto de la administración pública). Esto implica que no hay personal sanitario de campo. El funcionario de nivel 15 no es el trabajador sanitario de campo habitual que trabajará en las comunidades y con ellas para garantizar que alcancen sus objetivos de saneamiento. Existe una brecha: no hay ninguna unidad de hombres y mujeres capacitados y motivados que comprendan y les apasione apoyar a las comunidades para lograr un saneamiento sostenible.

Espero que se trate de un panorama localizado; podría ser exclusivo de este estado. No puedo demostrar que el reclutamiento, la capacitación, el equipamiento y la motivación sistemáticos de expertos y trabajadores de saneamiento en campo no se estén produciendo en todo el mundo. Pero sigo buscando lugares donde esto ocurra sistemáticamente y la brecha no exista.

Saneamiento deficiente en Ifelodun, Lagos, Nigeria.
Saneamiento deficiente en Ifelodum, Nigeria.
Image: WaterAid/Tom Saater

¿Cómo podemos cerrar la brecha?

Necesitamos comprender cómo los trabajadores sanitarios, los trabajadores de extensión de la salud comunitaria y los funcionarios de salud ambiental pueden recibir formación de manera sistémica e integrarse en los sistemas gubernamentales convencionales. ¿Es este un eslabón perdido en la cadena de fortalecimiento del sector? ¿Cómo pueden las organizaciones internacionales de desarrollo dirigirse deliberadamente a los trabajadores de saneamiento dentro de las instituciones y los sistemas, fortaleciendo sus capacidades y apoyándolos para crecer, en lugar de crear sistemas paralelos y equipos especializados para apoyar la implementación de “nuestros” proyectos?

¿Cómo hacemos espacio para que el trabajador sanitario en campo sea el protagonista? Como sector, necesitamos detenernos y entender que, sin importar cuán lejos esté en la agenda global en la que planteemos nuestra causa, seguiremos viendo solo pequeños aumentos en el acceso a menos que aumentemos la capacidad y la competencia en el campo de batalla. Tenemos que reducir la brecha y hacer el trabajo.

Ada Oko-Williams está en Twitter como @AdaOWillis