Eliminación del tracoma teniendo como prioridad WASH y el género
El tracoma es la causa más común de ceguera prevenible, perjudicando la vida de las millones de personas más pobres del mundo. James Kiyimba de WaterAid Uganda analiza cómo la enfermedad afecta desproporcionadamente a las mujeres y el papel de WaterAid en la carrera por eliminar el tracoma para 2020.
La principal causa de ceguera prevenible
El tracoma, una enfermedad tropical desatendida, es la principal causa de ceguera prevenible a nivel mundial.
Es una enfermedad ocular infecciosa causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Las infecciones repetidas hacen que se forme tejido cicatricial dentro del párpado, lo que lo retrae y causa que las pestañas rasguñen la córnea. Esto provoca dolor, malestar y daño permanente a la córnea.
El tracoma se asocia con malas condiciones socioeconómicas: lugares donde el agua apta para el consumo es escasa, y la higiene personal y el saneamiento ambiental son deficientes. Las moscas del bazar y las manos o telas contaminadas transmiten la bacteria a través de la secreción nasal u ocular de las personas infectadas.
Las moscas del bazar a menudo se reproducen en heces humanas y, a veces, en estiércol animal. En lugares con un saneamiento deficiente, donde las heces se encuentran en un ambiente abierto, es más probable que estas moscas se reproduzcan y propaguen la enfermedad. La mala higiene personal, especialmente el lavado de manos y cara, aumenta las probabilidades de transmisión y dificulta el tratamiento.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tracoma es responsable de la discapacidad visual de aproximadamente 1.9 millones de personas, y más de 200 millones de personas viven en zonas endémicas de tracoma. Es endémica en 39 de los 112 distritos de Uganda, y el Ministerio de Salud de Uganda estima que más de 10 millones de personas están en riesgo de desarrollar la enfermedad.
Los países endémicos de tracoma, incluyendo Uganda, se han comprometido a eliminar el tracoma para una meta en 2020 establecida por la OMS, a través de la aceleración de la implementación de la estrategia “SAFE” de la OMS, que requiere cirugía para tratar la etapa de ceguera de la enfermedad; administración masiva de antibióticos para eliminar la infección; limpieza facial; y mejora ambiental. La eliminación del tracoma requiere un mejor acceso a agua apta para el consumo, saneamiento e higiene (WASH), e intervenciones inclusivas y comunitarias que lleguen deliberadamente a las mujeres y las niñas con la promoción de la salud.
Género y transmisión: ¿por qué mujeres y niños?
Si visita alguna comunidad endémica de tracoma, notará fácilmente que la enfermedad afecta principalmente a personas pobres y, principalmente, a mujeres y niños.
En la mayoría de las comunidades rurales africanas muy afectadas por el tracoma, los roles de género colocan a las mujeres en el centro de quienes lo padecen. Las mujeres se encargan de trabajar en el jardín, recolectar agua y leña, cocinar y cuidar a los hijos, que a menudo albergan la bacteria que causa el tracoma. Dado que las moscas son más comunes en el hogar, las mujeres y los niños están expuestos a la infección con más frecuencia que los hombres, cuyas responsabilidades suelen estar fuera del hogar.
Recientemente, visité el pueblo de Lopeduru-Adengei, en la región de Karamoja en el noreste de Uganda, donde WaterAid está comenzando a trabajar para apoyar a las comunidades para mejorar su acceso a WASH seguro. Fui testigo de cómo las tareas domésticas específicas de género colocan a las mujeres en mayor riesgo de infección por tracoma.
Conocí a Itai Nakoru, de 87 años, que tiene una discapacidad visual a causa del tracoma. Al hablar con ella, quedó claro que la mayoría de las personas afectadas por el tracoma no saben cómo se propaga la enfermedad ni cómo puede controlarse.
“Durante los últimos seis años, me han picado mucho los ojos; este año, he perdido totalmente la visión del ojo izquierdo. Todos mis problemas de vista empezaron el día en que mi esposo me dio una bofetada”, dijo.
Aleper Alice, de 86 años, quien también vive en el pueblo, cree que su pérdida de la visión se debe a la brujería de una de las esposas de su marido.
Cuando una mujer contrae la enfermedad, el bienestar de su familia también se ve afectado. A medida que el tracoma progresa, sus hijas, de las que suele ser la principal cuidadora, tienden a contraer la infección. Cuando la enfermedad finalmente causa discapacidad y ceguera, sus hijas faltan a la escuela para cuidarla y asumir sus tareas domésticas.
Es por ello que el tracoma afecta desproporcionadamente a las mujeres y coloca a las jóvenes, la próxima generación de mujeres, en un camino de pobreza perpetua.
Si bien tenemos una estrategia para el manejo y eliminación del tracoma, todavía no es suficiente. No puede ser como siempre si queremos acelerar los esfuerzos y eliminar el tracoma para 2020.
Perspectiva de género en la implementación de la estrategia SAFE
Si bien la estrategia SAFE es adecuada para el manejo y la eliminación del tracoma, si se implementa desde una perspectiva de género, puede ser aún más efectiva.
En Uganda, WaterAid es responsable de la implementación de la limpieza facial y la mejora ambiental para la prevención del tracoma en la región de Karamoja. Las mujeres y los niños deben ser el foco en particular porque suelen ser los encargados de la higiene personal y el saneamiento ambiental en los hogares.
Una lección clave de nuestro trabajo es que los esfuerzos hacia la eliminación del tracoma deben abordar las barreras de género que ponen a las mujeres en mayor riesgo de contraer tracoma y las hacen tener menos probabilidades de recibir tratamiento.
En la mayoría de las comunidades rurales endémicas de tracoma, los centros de salud suelen estar muy lejos. Las mujeres y las niñas en particular enfrentan numerosas barreras para caminar largas distancias y someterse a la cirugía que tanto necesitan. Las mujeres deben asegurarse de que alguien cuide a los hijos, cocine los alimentos e incluso busque agua. Después de la cirugía, necesitarán que alguien las acompañe a casa.
Debido a este gran costo de oportunidad, muchas mujeres no acceden a los servicios de salud. Cuando alentamos a las personas con tracoma a someterse a una cirugía, es importante tener en cuenta que las mujeres necesitan apoyo social para acceder a la atención médica. Por lo tanto, debe enseñarse a los hombres la mejor manera de apoyar a sus esposas o hijas mientras buscan atención médica.
En la administración masiva de antibióticos, los niños (los principales reservorios de la infección por tracoma) y las mujeres (sus cuidadoras) deben ser el foco porque siempre tienen un mayor riesgo de infecciones múltiples. Tanto los hombres como las mujeres deben recibir educación e información adecuada sobre cómo pueden apoyarse mutuamente para adoptar comportamientos saludables.
Cambio de comportamientos y comprensión
Acabar con el tracoma requiere que las comunidades tengan fácil acceso a agua apta para el consumo, así como para mantener la limpieza facial y de los hogares.
Además del tracoma, es probable que los beneficios de WASH resultantes de este programa traigan muchos otros efectos positivos para la comunidad mejorando problemas de salud, como las enfermedades diarreicas y la desnutrición, así como el bienestar y las oportunidades de las mujeres y las niñas.
Como demostraron mis conversaciones con los residentes de Lopeduru-Adengei, los conceptos erróneos sobre la causa del tracoma son un desafío para los esfuerzos de eliminación. Para lograr la eliminación, las personas deben entender por qué la higiene y el saneamiento son importantes para la prevención y el tratamiento. Al incorporar la consideración de género a la implementación de la estrategia SAFE, se marcaría una gran diferencia. WaterAid se unió al programa de eliminación del tracoma en Uganda para contribuir tanto a condiciones ambientales óptimas como a mejores comportamientos que puedan sostener el impacto de los esfuerzos.
Si el objetivo de la OMS de eliminar el tracoma para 2020 se alcanza y se mantiene para siempre, ya no podemos arriesgarnos a perder las metas que podrían marcar la diferencia. No nos queda mucho tiempo.