Lo que aprendimos de nuestra incidencia política posterior a 2015
La Agenda 2030 esboza un programa diverso, universal e increíblemente ambicioso. Pero, ¿qué tan efectivo fue el sector del agua, el saneamiento y la higiene (WASH) para asegurar que estas cuestiones adquirieran el perfil que merecían como parte de nuestra incidencia política después de 2015? Jayde Bradley, coordinadora de defensa de WaterAid UK, reflexionó sobre los resultados de una reciente evaluación de este trabajo.
Nosotros (WaterAid, el Programa Conjunto de Monitoreo de Abastecimiento de Agua y Saneamiento [JMP] de la Organización Mundial de la Salud [OMS] y UNICEF y el Water Supply and Sanitation Collaborative Council [WSSCC]) encomendamos a Advocacy Hub que llevara a cabo una evaluación sobre el impacto de las actividades conjuntas de incidencia política de las partes interesadas del sector WASH para influir en el proceso posterior a 2015 desde mayo de 2011 hasta diciembre de 2015.
Las principales aportaciones para esta evaluación incluyeron: i) evaluaciones internas y reflexiones de cada una de las organizaciones encargadas (incluida la evaluación interna de WaterAid realizada por Simon Trace, de la que puede consultar el resumen aquí); ii) una revisión documental complementada con investigaciones adicionales; iii) entrevistas; y iv) una encuesta.
¿Qué hemos aprendido?
En general, la evaluación reveló que “el sector logró un sólido resultado político que le proporciona una buena plataforma para impulsar la futura implementación [de la Agenda 2030] y, por lo tanto, mejores resultados de WASH”. El Objetivo 6 y otros aspectos de la Agenda 2030 relacionados con WASH son un buen resultado y un avance importante en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y las propuestas al comienzo de las negociaciones posteriores a 2015.
La evaluación reveló que esto se logró en ausencia de una contraposición sólida, y que esto es bastante típico del tipo de incidencia política que en el que participan WaterAid, WSSCC y JMP. Casi nunca ocurre que un encargado de tomar decisiones nos diga “nos oponemos al acceso universal al agua y al saneamiento” o “no creemos que eso sea importante”. Sin embargo, esto no significa que dicho encargado de tomar decisiones esté firmemente a favor ni que esté dispuesto a utilizar un capital político importante para impulsar cambios (por ejemplo, mejoras para fortalecer el lenguaje en materia de WASH en el texto de negociación posterior a 2015).
Las tácticas influyentes estuvieron influenciadas en gran medida por un “enfoque privilegiado” y la disposición de conocimientos técnicos que trabajaron de la mano con una incidencia política flexible y receptiva. Por ejemplo, el sector WASH se fusionó temprano en torno a una agenda común, codificada en un documento de 12 páginas que detalla las “peticiones” subyacentes del proceso posterior a 2015.
Es interesante observar que estas mismas tácticas en un entorno político más hostil probablemente no habrían sido tan efectivas, y que en esa situación la campaña puede haberse beneficiado de una presión externa adicional; por ejemplo, la movilización masiva de la sociedad civil y el público en general.
Otro desafío que surgió durante el proceso de evaluación fue el de tratar de establecer la atribución directa, que dista mucho de ser un problema inusual para medir el impacto de la incidencia política. Aunque la evaluación se llevó a cabo relativamente poco después del periodo en cuestión, a muchos funcionarios implicados les resultó difícil atribuir las actividades o mensajes específicos que habían influido en ellos, o ya habían seguido adelante y no pudieron consultarse (lo que es común después del final de un proceso de promoción sectorial largo y coordinado).
En general, hay pruebas de una contribución positiva al resultado final. Hubo menos grupos de presión fracturados entre las partes interesadas de WASH en comparación con otros sectores. Esto se logró en parte mediante una defensa alineada por parte de muchas personas y organizaciones en lugar de una defensa estrechamente organizada que se realiza a través de una única entidad reconocida (esencialmente: “una coalición de personas, no de organizaciones”).
Esto se ve confirmado por investigaciones recientes que evalúan por qué algunos esfuerzos de incidencia política y campaña logran influir en las agendas políticas globales, pero otros no lo hacen. Uno de los factores clave de éxito es la existencia de redes más amplias de personas y organizaciones que comparten la preocupación por un problema (en lugar de solo analizar los momentos y actores más visibles).
Aprender de la propia evaluación
Aprendimos mucho del proceso de evaluación en sí, para comunicar el trabajo de planificación, monitoreo, evaluación y elaboración de informes (PMER) de WaterAid de la incidencia política.
Llevar a cabo la evaluación en asociación aporta grandes beneficios, incluidos mayores recursos y la capacidad de llegar a redes más amplias para alentar a una gama más diversa de partes interesadas a aportar sus puntos de vista a la evaluación. Sin embargo, podríamos haber sido más ambiciosos en lo que respecta a quienes consultamos, por ejemplo, al estar más dispuestos a gastar “capital” político para obtener las opiniones de los encargados de tomar decisiones y las personas influyentes principales en este proceso.
Desde el principio pretendimos ser lo más transparentes posible, por ejemplo, al solicitar comentarios sobre los términos de referencia del proyecto a las partes interesadas del sector WASH que no están directamente involucradas, o al alentar la participación en la encuesta para garantizar que se buscara información amplia y variada.
También hemos desarrollado un plan de difusión integral para compartir lecciones y generar aceptación para implementar recomendaciones de forma tangible, por ejemplo, a través de un seminario web con otros miembros del sector WASH (puede escuchar la grabación aquí).
Siguientes pasos
Puede obtener más información sobre los resultados de la evaluación en los documentos de resumen y anexos. Planeamos incorporar los hallazgos de esta evaluación, incluidas las recomendaciones para fortalecer los sistemas conjuntos de monitoreo y evaluación (M&E) de la incidencia política, en nuestro nuevo proyecto para desarrollar nuestro marco de PMER a largo plazo. Envíe un mensaje a mi colega Dan Jones si le interesa en saber más al respecto.
Sería genial ver más organizaciones de desarrollo en el sector WASH y otros aspectos además de hacer este tipo de evaluación. ¿O tal vez ya haya ejemplos? En ese caso, comparta sus experiencias en el cuadro de comentarios que aparece a continuación o conmigo en Twitter.