¿Quién paga la factura por la inercia de la crisis climática?

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Mujeres con una bomba manual recolectando agua en la pueblo de Narai Ka Pura en Madhya Pradesh, India. Agosto de 2015.
Image: WaterAid/ James McCauley

Las personas que menos han contribuido a las emisiones de CO2 están sintiendo los mayores impactos de la falta de acción mundial sobre el cambio climático. ¿Están recibiendo el financiamiento climático que necesitan para adaptarse a los efectos de un mundo en calentamiento? Jonathan Farr expone los argumentos para corregir el equilibrio de la justicia climática.

El cambio climático está ocurriendo, y ahora, y, desafortunadamente, todos los que han estado planteando este tema durante las últimas tres décadas son muy conscientes de las oportunidades perdidas.

En 2006, Lord Nicholas Stern propuso invertir solo 1 % del PIB del Reino Unido en reducción de carbono para evitar pagar los peores impactos del cambio climático. Frente a los impactos que estamos viendo hoy, eso sería una ganga para muchos países, y sin embargo, el mundo todavía no cumple con sus compromisos climáticos.

Los países que menos han contribuido al calentamiento global son los que más sufren

La injusticia del cambio climático es que los países con emisiones insignificantes de carbono, como Ruanda o Mozambique, tienen que vivir con los efectos del calentamiento global, y esos impactos afectan a los más pobres. Las emisiones de CO2 de Mozambique en 2017 fueron de 7.7 megatoneladas. Ese mismo año, el Reino Unido —ampliamente considerado como un progreso relativamente bueno en la reducción del carbono— liberó 379 megatoneladas de CO2. ¡Eso es 50 veces más! Sin embargo, en 2018, Maputo, la capital de Mozambique, casi se quedó sin agua tras tres años de sequía. Y un año después, el país experimentó inundaciones sin precedentes, generalizadas y devastadoras.

Un hombre camina por grandes inundaciones en una comunidad de Lilongwe, Malawi, después de fuertes lluvias en febrero de 2017.
En febrero de 2017, las fuertes lluvias trajeron inundaciones a partes de Lilongwe, Malawi. El acceso al agua potable se vio interrumpido debido a la rotura de las tuberías de agua y la gente perdió cosechas y bienes.
Image: WaterAid/ Dennis Lupenga

La población siente los efectos del cambio climático principalmente a través del agua

No todo se trata de desastres a escala nacional. Muchos de los impactos del cambio climático se sienten a través del agua: sequías cada vez más severas, inundaciones y cambios en los patrones climáticos que repercuten en la vida cotidiana. Las comunidades en las que trabajamos ya estaban con problemas, carecían incluso de acceso básico al agua, lo que significa que las personas —casi siempre mujeres y niñas— viajaban media hora o más a una fuente de agua no mejorada para buscar la mayor cantidad de agua posible. 

Pequeños cambios en el clima podrían marcar la diferencia entre que estas comunidades lo superen o no, siendo, por lo general, las mujeres, las personas muy jóvenes y muy mayores, y la población con discapacidad los primeros en sentir los impactos. Son estas personas las que tienen que adaptar sus vidas al cambio climático, y que no han tenido más remedio que hacer sacrificios en términos de salud o oportunidades de vida.

El acceso al agua y al saneamiento es una primera línea de defensa contra el cambio climático

Se prometieron 100,000 millones de dólares al año como parte del proceso climático de las Naciones Unidas, reconociendo que los países pobres necesitan apoyo ante la crisis climática. Hasta ahora, el mundo no ha logrado alcanzar este objetivo. Incluso el financiamiento que se ha invertido no responde a los desafíos urgentes que enfrentan muchas comunidades. Creemos que el acceso a servicios de agua, saneamiento e higiene (WASH) de buena calidad debe ser una característica de cualquier comunidad resiliente al clima. Pero, en la actualidad,el financiamiento para el clima no está llegando a donde se necesita.

El financiamiento climático no está llegando a las personas que más lo necesitan

Recientemente, publicamos un análisis que muestra que, en algunos países, solo llegan pequeñas cantidades de dinero a donde se necesitan. Etiopía, por ejemplo, el 23.º país más vulnerable al clima, cuenta con solo 0.39 dólares de financiamiento para el clima por persona al año que se destinan a agua y saneamiento. En Níger, clasificado como el segundo país más vulnerable al clima, es de 0.82 dólares anuales por persona. No puede ser correcto que las personas más pobres de los países con emisiones insignificantes estén pagando la factura del cambio climático, y es por eso que pedimos un cambio gradual en el financiamiento climático para apoyar el acceso al agua apta para el consumo en los países menos desarrollados.

Nitsuh Tsehay esperando su turno en el pozo excavado a mano en el pueblo de Gorad, Amhara, Etiopía.
Nitsuh Tsehay esperando su turno en el pozo excavado a mano en el pueblo de Gorad, Amhara, Etiopía.
Image: WaterAid/ Frehiwot Gebrewold

La magnitud del desafío es enorme. Se estima que 2,000 millones de personas carecen de acceso a servicios de abastecimiento de agua gestionados de forma segura y, a medida que los servicios y recursos se ven sometidos a una presión creciente como resultado del cambio climático, debemos ver esta cuestión en el primer lugar de las agendas políticas, tanto para los gobiernos nacionales como para las instituciones multilaterales.

Debemos reducir el carbono, pero también necesitamos ver el financiamiento internacional para el clima que apoye la inversión en comunidades altamente vulnerables para aprovechar todos los beneficios de tener agua potable cerca de casa, como parte de planes urgentes que los pondrán en una base firme y resiliente frente a una crisis climática con la que ya viven.

Jonathan Farr es analista principal de políticas para el cambio climático en WaterAid UK.