Sin inodoros no terminaremos con la desnutrición

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Image: WaterAid/Kate Holt

Los nuevos Objetivos Mundiales comprometen a los países miembros de las Naciones Unidas a poner fin a la malnutrición y lograr el acceso universal al agua y el saneamiento para 2030. A medida que se lanza el Informe Mundial sobre Nutrición 2016, el coordinador de defensa de WaterAid, Dan Jones, reflexiona sobre la urgente necesidad de una acción concertada.

El lanzamiento del Informe Mundial sobre la Nutrición 2016 pone de manifiesto la magnitud del desafío que todos enfrentamos para cumplir los nuevos Objetivos Globales de acabar con la pobreza y abordar la desigualdad para 2030.

¿Cómo es posible que vivamos en un mundo en el que la malnutrición afecta a una de cada tres personas? Es indignante que 159 millones de niños tengan retraso del crecimiento. La malnutrición es una crisis mundial que aumenta en todos los países; socava los esfuerzos por ampliar el acceso a una educación de calidad, castiga a los más vulnerables y cada año reduce el PIB en 11 % en África y Asia.

Sin embargo, teniendo en cuenta el número de personas que viven sin acceso a agua limpia y apta para el consumo, sin jabón para lavarse las manos o sin un baño adecuado, la magnitud de la crisis de la malnutrición no sorprende. 

La Organización Mundial de la Salud ha estimado que la mitad de todos los casos de desnutrición se asocia con infecciones causadas por beber agua sucia contaminada con heces y comer alimentos con las manos sucias.

650 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua apta para el consumo, por lo que no es de extrañar que la malnutrición esté acabando con las esperanzas de generaciones de niños.

Uno de cada tres de la población mundial (2,300 millones) no tiene acceso a un baño adecuado, y muchos se ven obligados a ir a la intemperie, propagando enfermedades mortales. Esta situación debería obligarnos a actuar en conjunto. 

Revolución del desarrollo

Estas crisis no conocen fronteras sectoriales ni divisiones entre ministerios gubernamentales. No pueden abordarse en nuestro tema tradicional “silos“. Debemos transformar la forma en que actuamos, pensamos y hablamos del desarrollo si queremos afrontar el desafío.

En la reciente Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra, el chef y activista Jamie Oliver pidió a los ministros de salud que se sumen a una “revolución alimentaria”. Una “revolución del desarrollo“ es igual de necesaria.

Un mensaje clave del Informe Mundial sobre Nutrición es que poner fin a la malnutrición es una opción política que puede lograrse, pero solo con un aumento masivo del financiamiento efectivo y una coordinación mucho más eficiente entre los sectores pertinentes. 

Esto coincide totalmente con el pensamiento de WaterAid: buscamos a través de nuestra campaña “Healthy Start“ y e incidencia política integrar el agua, saneamiento e higiene (WASH) en los planes de acción mundiales y nacionales para la nutrición y la salud.

No debemos ver el logro de WASH para todos como un objetivo separado y aislado. Es la clave para transformar vidas, y ayudar a llevar salud y prosperidad futura a todos.

“Integración“ es una de las palabras de moda favoritas de la nueva agenda de desarrollo sostenible. Es vital que convirtamos esa palabra de moda en acción de forma rápida y efectiva. 

No importa que WASH esté etiquetado como “Objetivo 6“, mientras que la nutrición es “Objetivo 2“; la conclusión es que nunca alcanzaremos ninguno de los dos objetivos si actuamos con una mentalidad estrecha. 

Debemos comenzar inmediatamente a profundizar y fortalecer nuestra comprensión de lo que funciona en todos los sectores. Iniciativas como el Informe Mundial de Nutrición señalan el camino y exigen inversiones SMART (específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con tiempos limitados) en intervenciones que ofrecen resultados. 

Las intervenciones estrechas por sí solas no ponen fin a la malnutrición

El informe nutricional destaca que las intervenciones directas “específicas de la nutrición“, como la suplementación y la fortificación de micronutrientes, incluso cuando se han ampliado hasta en 90 % de las tasas de cobertura, solo abordan 20 % de la carga mundial de retraso en el crecimiento. 

Abordar los problemas subyacentes, incluido el acceso a WASH, es clave para abordar el 80 % restante.

WASH debe integrarse cuidadosamente en las políticas, planes, programas y financiamiento nacionales e internacionales para poner fin a la malnutrición. 

Las intervenciones para garantizar el uso de agua libre de contaminación fecal, la separación efectiva de las heces del contacto humano mediante una mejor eliminación de excrementos y el simple acto de lavarse las manos regularmente son fundamentales para mejorar la salud y la nutrición de las madres, sus recién nacidos y los niños en los primeros años fundamentales de vida.

Fuera de nuestros silos programáticos, todo esto es obvio. ¿Cómo pueden sobrevivir los bebés si nacen en hospitales sin agua potable? ¿Cómo pueden los niños evitar la malnutrición cuando tienen los intestinos llenos de gusanos por el agua sucia? ¿Cómo podemos acabar con la pobreza sin trabajar juntos? 

Pero ahora viene la parte difícil: poner estas palabras en una acción rápida y transformadora. Estemos todos decididos a hacerlo.

Dan Jones está en Twitter como @danrodmanjones.