Comienzo saludable

Cada minuto un bebé recién nacido muere a causa de una infección causada por la falta de agua limpia y un entorno sucio. Cada año, 290,000 niños menores de cinco años mueren a causa de enfermedades diarreicas causadas por el agua y el saneamiento deficientes. Muchos más sufren efectos graves como la desnutrición y el retraso del crecimiento que les afectan hasta la edad adulta. Para poner fin a esta crisis, abogamos por la integración del acceso al agua, el saneamiento y la promoción de la higiene en la política y la prestación de salud a nivel local, nacional e internacional.

La relación entre las manos sucias, el agua sucia y la mortalidad infantil se conoce desde hace más de 150 años; no se trata de un acertijo a la espera de una respuesta, sino de una injusticia a la espera de la acción. Ha llegado el momento del cambio. Trabajamos con socios clave y forjamos alianzas para llevar a cabo los cambios que harán la diferencia a nivel nacional e internacional.

Pedimos que:

1. Los gobiernos nacionales hagan que los servicios de agua, saneamiento e higiene (WASH) sean parte de todos los planes para reducir la mortalidad infantil y mejorar la nutrición.

2. Cada centro de salud tenga agua corriente limpia; inodoros seguros, separados y accesibles para hombres y mujeres; y lavabos funcionales con jabón en todas las salas de tratamiento y partos.

3. Los trabajadores de la salud se comprometan a practicar y promover una buena higiene.

4. Se monitoree y evalúe el avance hacia la cobertura sanitaria universal para incluir datos sobre la disponibilidad de los servicios de WASH en los centros de salud y los hogares.

5. La acción intersectorial conjunta para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), reconociendo que alcanzar el Objetivo 6 (agua y saneamiento para todos para 2030) será fundamental para acabar con la desnutrición (Objetivo 2) y poner fin a las muertes prevenibles de recién nacidos y niños, y lograr la cobertura sanitaria universal (en virtud del Objetivo 3).

Tres bebés mueren cada cinco minutos en África subsahariana o en el sur de Asia por causas altamente prevenibles, como diarrea, sepsis, meningitis y tétanos, causas que están fuertemente vinculadas a condiciones antihigiénicas.

Las investigaciones muestran que garantizar que todos los bebés tengan un comienzo saludable reduciría drásticamente el riesgo de contraer esas infecciones. En un estudio, si tanto la madre como la partera se lavaban las manos antes del parto y antes de atender al recién nacido, la probabilidad de que el bebé muriera en el primer mes se reducía a más de la mitad.

Uno de los principios fundamentales de la atención sanitaria es “Lo primero es no hacer daño”. Sin servicios de WASH adecuados, este principio no se puede respetar. Es difícil imaginar que haya un profesional médico, funcionario del departamento de salud o ministro de salud que desconozca los riesgos de exponer a los bebés a una infección por condiciones de nacimiento sucias y prácticas higiénicas deficientes. Sin embargo, las mujeres siguen dando a luz en entornos que no tienen agua limpia, jabón y saneamiento, y son atendidas por cuidadores que no pueden seguir o no siguen las prácticas higiénicas básicas.

Los últimos datos disponibles de la OMS y el UNICEF muestran una situación alarmante:

• Más de la mitad (50.4 %) de los centros de salud de los países menos desarrollados, y uno de cada cuatro a nivel mundial (24 %), no tienen agua potable en el lugar. Eso equivale a 1,800 millones de personas que no tienen agua potable en sus centros de salud; 712 millones no tienen agua en absoluto.
• Uno de cada diez centros de salud en todo el mundo (10 %) no tiene servicios de saneamiento.
• A nivel mundial, uno de cada tres centros de salud no cuenta con instalaciones de higiene de manos adecuadas en donde se presta atención.
• Solo tres de cada diez centros de salud de los países menos desarrollados tienen la capacidad de eliminar de forma segura los desechos médicos.

Las trágicas consecuencias ponen de relieve la impactante desigualdad mundial. Por ejemplo, los bebés nacidos en hospitales de países de ingresos bajos y medios tienen hasta 20 veces más probabilidades de desarrollar sepsis neonatal que los bebés nacidos en el hospital en países de ingresos altos como el Reino Unido.

Queremos poner fin a estas desigualdades al asegurarnos de que todos, en todas partes, tengan acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene para 2030. Los gobiernos deben asegurarse de que todos los centros de salud estén equipados con instalaciones de agua y saneamiento de manera urgente, y deben rendir cuentas para garantizar que se cumplan estas normas.

Obtenga más información en nuestro informe Transformación de los sistemas de salud.

La malnutrición no solo significa hambruna. Es una crisis global que perjudica más a las personas más vulnerables, socavando muchas áreas de desarrollo, como ampliar el acceso a una educación de calidad y reducir cada año el PIB hasta en 11 % en África y Asia. Y está estrechamente vinculada al agua sucia, al saneamiento inadecuado y a la mala higiene.

Más de 150 millones de niños de todo el mundo tienen retraso del crecimiento: su desarrollo físico, cognitivo, social y emocional se ve perjudicado irreversiblemente por la falta de nutrientes vitales durante los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los dos años. Los vínculos entre nutrición y WASH son directos e indirectos. Cuando los niños beben agua sucia y tienen diarrea grave o infecciones por gusanos intestinales, no pueden absorber los nutrientes que necesitan para crecer adecuadamente. Una cuarta parte de todo el retraso del crecimiento se atribuye a cinco o más episodios de diarrea antes de los dos años. Las estimaciones sugieren que un saneamiento deficiente es el segundo factor de riesgo de retraso del crecimiento a nivel mundial.

También son importantes los vínculos indirectos entre nutrición y WASH. Por ejemplo, las mujeres y las niñas son responsables de recolectar agua en ocho de cada diez hogares que no cuentan con ella y, colectivamente en todo el mundo, pasan casi 200 millones de horas cada día recolectando agua. Es tiempo que no pueden dedicar a ir a la escuela, ni a cuidar y alimentar a niños pequeños, lo que agrava el riesgo de malnutrición. Muchas intervenciones nutricionales se llevan a cabo en los centros de salud. ¿Cómo pueden ser eficaces cuando más de la mitad de las centros de salud de los países menos desarrollados no disponen de agua potable in situ?

El objetivo de acabar con la malnutrición para 2030 (ODS 2) no puede lograrse, mientras que una de cada diez personas en todo el mundo no tiene agua potable cerca de su hogar, y 2 mil millones de personas, una de cada cuatro, no tienen un baño decente propio.

Nuestra campaña Healthy Start pide a los gobiernos y donantes que reconozcan que el acceso a WASH es fundamental para acabar con la malnutrición. WASH y la nutrición deben integrarse en las estrategias y planes nacionales, con una acción multisectorial conjunta y más financiamiento nacional e internacional para WASH como intervención clave “sensible a la nutrición“. Al asegurarnos de ello, podemos encaminar a todos los niños hacia una vida más saludable.

Obtenga más información en nuestro informe “Vías prácticas para integrar la nutrición y el agua, el saneamiento y la higiene“.

Para obtener más información sobre Healthy Start, póngase en contacto con [email protected].