Día Mundial de la Seguridad del Paciente: para no hacer daño necesitamos una revolución en la atención sanitaria

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De izquierda a derecha: Kotimi, madre del bebé Drissa, con el Dr. Martin Koné, director de salud, con Drissa, y Salif, padre de Drissa, en una sala de consulta en el centro de salud de Talo, municipio de Falo, Círculo de Bla, región de Segou, Malí
Image: WaterAid/ Basile Ouedraogo

El agua limpia, el saneamiento decente y la buena higiene son fundamentales para la calidad de los servicios de salud. Sin embargo, una de cada cuatro personas carece de agua básica, una de cada cinco carece de saneamiento básico y casi la mitad no tiene puntos de lavado de manos donde es necesario. En el primer Día Mundial de la Seguridad del Paciente, Leah Richardson y Alison Macintyre destacan la necesidad de actuar de acuerdo con la resolución de la Asamblea Mundial de la Salud sobre instalaciones sanitarias.

Ante todo, no hacer daño. Suena simple. Este concepto, que se utiliza en la atención médica actual, es muy antiguo ("primum non nocere", en latín) y forma parte del juramento hipocrático que los estudiantes de medicina toman cuando inician su carrera. Entonces, ¿por qué, en 2019, celebramos el primer Día Mundial de la Seguridad del Paciente?

Cabe esperar que sea un hito del progreso en la observación de ese juramento hipocrático básico; un día para reconocer cómo ha avanzado la comunidad sanitaria mundial hacia el logro de que todos los que accedan a atención médica reciban de forma segura el tratamiento necesario, sin temor a consecuencias negativas.

Lamentablemente, no es así. Aunque en los últimos años se han registrado avances en la seguridad del paciente, el Día Mundial de la Seguridad del Paciente en 2019 no es una celebración sino una llamada de atención. Para WaterAid, es un día para pedir una revolución en la atención sanitaria, una revolución que debe comenzar con el agua, el saneamiento y la higiene (WASH).

Los servicios de WASH son esenciales, pero seriamente escasos en los centros de salud.

Desde el inicio de la existencia del juramento hipocrático, ha habido una comprensión básica de la necesidad de agua para mantener la salud humana; sin embargo, el ritmo de los avances médicos ha superado con creces el del acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento. Este año, la OMS y el UNICEF publicaron la primera evaluación de referencia del agua, el saneamiento y la higiene en los establecimientos de salud para determinar el progreso hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sus resultados indican que en las áreas de tratamiento uno de cada cuatro establecimientos de salud en todo el mundo carece de servicios básicos de agua; uno de cada cinco, de servicios básicos de saneamiento; y cerca de la mitad, de puntos para la higiene de manos.

Estas estadísticas nos muestran que hemos fracasado; estamos haciendo daño. Estamos haciendo daño cuando el personal sanitario no es capaz de mantener seguros a sus pacientes y prevenir la propagación de enfermedades, porque no cuenta con la infraestructura básica para lavarse las manos. Este riesgo de contagio implica un aumento en la resistencia a los antimicrobianos y, por lo tanto, que los pacientes tengan que permanecer más tiempo en el hospital, necesiten más tratamiento y corran un mayor riesgo de morir.

Lo entendemos: es impactante pensar que una cuarta parte de los hospitales y centros de salud de todo el mundo no tienen un suministro de agua funcional en sus instalaciones. ¿Cómo hemos podido equivocarnos tanto? ¿Por dónde empezamos a cambiar la situación? Afortunadamente, los datos son nuevos, pero las soluciones no lo son.

La disponibilidad de WASH en los centros de salud reduce el riesgo de infección y la propagación de bacterias multirresistentes

En mayo, los países participantes en la Asamblea Mundial de la Salud acordaron unánimemente una resolución sobre WASH en los establecimientos de salud como parte de la seguridad del paciente, en la cual declararon que que «el suministro de agua apta para el consumo, saneamiento e higiene es fundamental para la seguridad del paciente y se ha demostrado que reduce el riesgo de infección de los pacientes, los cuidadores y los trabajadores de la salud».

La resolución también estableció vínculos directos con el plan de acción mundial sobre resistencia a los antimicrobianos. Esto pone de relieve que los servicios de WASH no solo pueden mejorar la seguridad del paciente durante el tiempo que requiere atención, sino también tienen efectos a largo plazo. Si se mantiene la prevención y el control de infecciones en los establecimientos de salud, las infecciones disminuyen en general y se reduce la necesidad de antibióticos, lo que a su vez frena la resistencia a los antimicrobianos. Esto tendrá beneficios económicos y sanitarios duraderos para las poblaciones de todo el mundo.

Grace Nabenga Lufu, 31 años, enfermera, está muy contenta de que la sala de parto del dispensario de Kakora esté conectada con el agua del grifo y que pueda lavarse las manos cuando quiera, dispensario de Kakora, distrito de Nyanghwale, Tanzania, junio de 2018.
Grace Nabenga Lufu, 31 años, enfermera, está muy contenta de que la sala de parto del dispensario de Kakora esté conectada con el agua del grifo y que pueda lavarse las manos cuando quiera, dispensario de Kakora, distrito de Nyanghwale
Image: WaterAid/ James Kiyimba

Tenemos soluciones; ahora necesitamos voluntad política.

La semana pasada, la OMS y el UNICEF dirigieron un evento mundial sobre agua, saneamiento e higiene en los establecimientos de salud, que reunió a países y asociados para exponer los avances y asumir compromisos para poner en marcha la tan postergada revolución. Los gobiernos asumieron compromisos ambiciosos y los socios compartieron experiencias técnicas sobre lo que funciona. Tenemos soluciones; sabemos lo que hay que hacer. Lo que se necesita ahora es voluntad política a los más altos niveles, financiamiento para cambiar de manera sostenible los sistemas de salud a fin de abordar las instalaciones de WASH, y el compromiso de todos, incluidos los líderes y los encargados de la seguridad de los pacientes, para operar los cambios.

El Día Mundial de la Seguridad del Paciente nos brinda una ocasión perfecta para movilizarnos en torno a la resolución de la Asamblea Mundial de la Salud. Esta es la primera campaña de la OMS para crear conciencia sobre la seguridad del paciente, por lo que debe comenzar con lo básico. La resolución es un principio, no un fin. Este día debe ser un poderoso impulso para que pasemos de la resolución a la revolución. Hemos pasado por alto lo básico durante demasiado tiempo y si no lo enmendamos, socavaremos otros esfuerzos para garantizar una atención segura. Si no lo enmendamos, nunca podremos estar a la altura del concepto de no causar daño.

Alison Macintyre es Líder técnico de salud en WaterAid Australia @al_macintyre y Leah Richardson es Asesora de salud en WaterAid Suecia.


Acerca del Día Mundial de la Seguridad del Paciente

En mayo de 2019, la OMS estableció el Día Mundial de la Seguridad del Paciente con el fin de crear conciencia respecto a este tema a nivel global. El primer Día Mundial de la Seguridad del Paciente es el 17 de septiembre de 2019.

Lea también el llamado de The Lancet para enmendar lo básico a fin de garantizar la seguridad del paciente.